Con la celebración de la Vela de la Santa Cruz Guuzebenda arrancaron las fiestas titulares de Juchitán, tras tres años de ausencia por la emergencia sanitaria del Covid-19.
Será a partir de esta celebración una serie de noches para el ritual, en agradecimiento al creador por las bendiciones recibidas durante el año.
Son a partir de ahora los dias para agradecer por la vida y por la salud y las noches para danzar el Fandango Teco, para comer, para los largos diálogos, la risa, los abrazos, el encuentro cotidiano en las velas de Juchitán.
Serán las noches de seda y oro que habrán de portar las hermosas mujeres, las bellas doncellas, casi niñas; los blancos de las guayaberas de manga larga en los caballeros.
Mayo será el mes de la fiesta, que trae consigo la celebración de 18 tradicionales velas, así como calendas, regadas y lavadas de ollas, en las que las y los juchitecos se reunirán para festejar a los santos patronos de esta ciudad zapoteca.
Las velas tienen un origen sagrado y prehispánico basado en la veneración que los binnizá tienen hacia sus deidades, oficios y frutos de la tierra, que se conjugan con el culto a santidades cristianas, establecidas en la época colonial.
Además, representan una de las máximas expresiones culturales de los pueblos del Istmo de Tehuantepec, por su colorido, arte, música, baile y gastronomía, cimentados en la fé y el amor a la tierra.
Para este 2023, el calendario indica la celebración de las velas Santa Cruz Guuzebenda, Santa Cruz Biadxi, Angelica Pipí, San Vicente Ferrer Huiini y San Vicente Ferrer Gola y la vela Cheguigo, entre otras renombradas velas que reúne a los socios y sus respectivos invitados, provenientes del país y del extranjero.