No está claro dónde jugará Leo Messi la próxima temporada, pero lo que es seguro es que no lo hará en el PSG. Pese a que hace unos meses su renovación estaba encarrilada, llegaron incluso a un principio de acuerdo, hace unos semanas cambió de decisión y trasladó a los mandatarios del conjunto galo que no iba a seguir su carrera en París. No comparte el proyecto deportivo, no ve suficientemente ambicioso y competitivo, y considera que su andadura en la Ligue 1 ha tocado a su fin.
Messi no quiere seguir en el PSG. Su determinación no tiene marcha atrás y lo sucedido en las últimas horas, con su viaje a Arabia Saudí y su posterior sanción, no ha hecho más que confirmar que las relaciones entre la entidad y el atacante argentino están totalmente rotas y sin opción a ser recompuestas. La división es total.
Ahora, Messi debe decidir hacia dónde dirige su destino. En el Barcelona ambicionan su regreso. Su retorno se ha convertido casi en una obsesión para Joan Laporta, quien ve en su salida del PSG un empujón hacia su vuelta al Camp Nou, aunque, realmente, las dos decisiones no están relacionadas.
Impulso deportivo y económico
La Junta culé confía, de hecho, en no tardar mucho en asegurarse su incorporación. Esperan tenerlo atado para la gira por Estados Unidos de finales de julio, porque así el contrato sería más cuantioso. Su vuelta, además, sería un gran impulso para el club y la afición de cara a la próxima temporada, en la que los de Xavi se trasladarán al Estadio Olímpico de Montjuïc a causa de las obras de remodelación del Camp Nou.
Los seguidores azulgranas sueñan con ver, de nuevo, a Messi con la camiseta del Barcelona. En cada minuto 10 de los partidos, corean su nombre.
Fuente: Marca.com